Andalucía y destinos como la Costa del Sol y la ciudad de Málaga se mantendrán al margen de la oleada de propuestas en importantes zonas turísticas del país en el que el inicio de la legislatura ha venido marcado por situar al turismo en el ojo de un huracán en forma de congelación de licencias de aperturas de hoteles en Barcelona, de posibles imposiciones de tasas turísticas en Madrid o de estrategias para cambiar de forma radical el concepto de ‘todo incluido’ que domina en Baleares o de pensar en poner límites a la llegada de turistas en Canarias. Estas iniciativas han encendido todas las alarmas y han caído con un jarro de agua helada entre los inversores y los empresarios del sector, que pensaban que ahora tocaba saborear las mieles del éxito de haber superado lo peor de la recesión y de haberlo conseguido, incluso, con registros históricos cuando se cuentan con los dedos de las manos las actividades empresariales que pueden arrojar estos saldos de crecimiento, de creación de empleo y de riqueza para los destinos.